¡Haleluhah! Un canto glorioso

Haendel

Desde su estreno hasta nuestros días, la compleja composición de Haendel sigue impactando a cuantos la escuchan.

¿Quién no ha escuchado alguna vez la impactante interpretación del Aleluya ? o ¿quién no ha quedado maravillado ante la majestuosidad de su composición? No obstante, vale la pena asombrarse aún más conociendo su origen y porqué actualmente sigue siendo el favorito entre los coros más reconocidos en el mundo.

Nadie nace artista consumado, George Frederich Haendel entendió bien esta gran verdad, por ello dedicó valiosos momentos de su vida para el perfeccionamiento de su don y no restringió su libertad y curiosidad innata para este cometido. Así, esos sentimientos se vieron identificados en la historia bíblica del Antiguo y Nuevo Testamento que se consolidaron en su fuente principal para la composición del oratorio “El Mesías”. Éste destaca, en definitiva, el sentimiento de paz que brinda su célico protagonista y la llegada de su mayestático reino, expresada con júbilo excitante y un canto de gloria.

El compositor alemán del período barroco, nacionalizado inglés, demostró a través de “El Mesías” su consagración definitiva asegurándose la aceptación de las generaciones venideras. Esta obra maestra con el virtuosismo de sus interpretaciones y la majestuosidad de sus composiciones no tiene competidor. Su compleja estructura musical y la extensión de sus melodías lo ratifican en este nivel. Además, sorprendentemente, sólo le tomó veinticuatro días para su creación.

Tomemos en cuenta, además, que para los coros vocales es una meta y un orgullo lograr interpretar el mencionado oratorio, sobre todo el pasaje del ¡Aleluya! , que es el cierre con broche de oro. Actualmente, en casi todas las presentaciones corales se la considera como parte central.

Es conocido que ante la interpretación del ¡Aleluya! de Haendel, las personas deben ponerse de pie; sin embargo, cabe la interrogante ¿por qué?. Y, es que, desde su estreno, ante el rey George II de Ingaleterra, se hizo costumbre este gesto de respeto; porque el monarca inglés lo mostró al escuchar esta última parte del oratorio haendeliano.

En realidad este hecho, sólo revela la manifestación del sentimiento humano ante lo bello, ante lo sublime, ante lo inigualable; por ello, entendamos el mensaje encerrado en él y sea libre de expresar lo que siente, así como Haendel inmortalizó su anhelo de triunfo en “El Mesías” , culminándolo con algo más que una palabra, un deseo: el glorioso Amén .